Con el alma nacional, con la unión nacional, con la fuerza espiritual de todos, pido a Dios que nos bendiga para que la batalla electoral de mañana domingo sea una batalla de luz y de paz para nuestra tierra y nuestro pueblo”, expresó este sábado, el presidente Nicolás Maduro Moros, desde la Plaza Bolívar de Caracas, durante la oración ecuménica que reunió simultáneamente a todo el pueblo venezolano, en más de cincuenta ciudades del país donde se elevó la petición por la paz mundial y nacional, así como en la defensa de la integridad territorial.
“Todos somos necesarios, todas las partes del cuerpo de la Venezuela del siglo XXI somos necesarios, y con la fuerza espiritual de un pueblo construyamos algo grande que Bolívar llamó el alma nacional”, expresó el jefe de Estado, al tomar la palabra tras las intervenciones de diversos voceras y voceras de sectores religiosos que hacen vida en el país.
“Si hay algo bonito de esta etapa, con motivo de la batalla que está dando nuestro pueblo por el rescate histórico de la Guayana, tierra heredada de nuestros libertadores y libertadoras, es la unión nacional que ha surgido y si hay algo bello y hermoso es la Unión en la diversidad y en la tolerancia que ha surgido a nivel interreligioso”, explicó.
Instó a celebrar ese respeto y tolerancia que existe en Venezuela, en la integración interreligiosa y a profundizarla. Adelantó que en el encuentro, los voceros judíos no estaban presentes porque era sábado, día de recogimiento para sus fieles. “Desde aquí le envío un saludo a la comunidad judía de Venezuela, con la cual convivimos y vivimos integrados y en paz, todos integrados y en paz, con la fe, con la esperanza, con la convicción de un mundo mejor”.
Advirtió que el mundo actual vive momentos difíciles por la amenaza del cambio climático y la destrucción del equilibrio ambiental, provocada por el modelo depredador capitalista, así como por las guerras que azotan a pueblos del planeta. Pero en estas circunstancias, Venezuela se ha crecido espiritualmente como pueblo, de esta manera recompensa con la fuerza de Dios en cada batalla, las situaciones difíciles que le han tocado vivir.
“Y se ha producido un despertar de la conciencia nacional, del orgullo de ser venezolanos y de ser venezolana. (…) Hoy más que nunca, siento vibrar en el corazón de los niños, de las niñas, de la juventud, de la mujer y del hombre de a pie, el orgullo que vibra profundamente: la pasión por Venezuela, Venezuela la grande, Venezuela la nuestra. Esta batalla debe ser una batalla hermosa y sanadora, sanadora e integradora”, finalizó.